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lunes, 16 de marzo de 2020

EL HÉROE DEL MES: ROGELIO VIGIL DE QUIÑONES

Estimados lectores: dado el estado de alarma sanitaria actual de nuestro país, nos permitimos saltarnos el orden alfabético con el que íbamos a presentarles a los héroes que protagonizan esta sección del blog, para considerar como héroe del mes de marzo al Médico militar Rogelio Vigil de Quiñones y Alfaro. Lo hacemos en homenaje a su recuerdo y también como modesto tributo a todos los miembros de la Sanidad Militar española, del pasado y del presente, cuando, como no podía ser de otra forma, se unen a los de la Sanidad Civil para luchar contra la epidemia.
(En el mes de abril retomaremos el orden alfabético).


VIGIL DE QUIÑONES y ALFARO, ROGELIO
Por la Dra. M. Teresa Henares Guerra

Vigil de Quiñones en 1900 (Biblioteca Virtual de Defensa)

Nació en Marbella (Málaga), el 1 de enero de 1862 y falleció en Cádiz, el 7 de febrero de 1934.

Sus inclinaciones humanitarias y su vocación médica le llevaron a estudiar en la Facultad de Medicina de Granada. Desde 1886, ejerció durante once años como médico rural en el Valle de Lecrín, en la Alpujarra granadina, en los municipios de Talará y El Chite. 
En 1897 se alistó como voluntario en el Cuerpo de Sanidad Militar, siendo asignado al Ejército de Filipinas. A principios de 1898 llegó a Manila, como Teniente Médico del Batallón Expedicionario de Cazadores nº 2, y fue destinado al Hospital Militar de Malate, marchando el 5 de febrero de ese mismo año a la localidad de Baler, para hacerse cargo de la dirección de la nueva enfermería que habría de establecerse en aquel pueblo de la costa noreste de la isla de Luzón.
Entre el 30 de junio de 1898 y el 2 de junio de 1899, Vigil de Quiñones formó parte del grupo de militares españoles que defendió denodadamente la última posición del Imperio Español en las islas Filipinas. Atrincherados en el edificio de la iglesia de Baler, 54 españoles resistieron heroicamente todos los ataques de fuerzas muy superiores en número, sin rendirse, hasta que se les pudo demostrar fehacientemente que nuestro país había firmado un armisticio y la guerra había terminado. Sólo sobrevivieron 33 hombres, en parte, gracias a los buenos oficios como médico de Vigil de Quiñones, que, a pesar de la escasez de suministros médicos y víveres, consiguió mantener con vida a muchos heridos y enfermos. Aunque empuñó las armas como uno más, el médico mantuvo su guerra particular contra los estragos de una enfermedad que, en su reducto, les amenazaba tanto o más que las balas del enemigo, el beri-beri. Superando las extremas privaciones y el peligro, consiguió encontrar un tratamiento contra ella. Es, por lo tanto, doblemente merecedor de recuerdo y homenaje: en lo militar, por haber resistido el Sitio de Baler; y en lo científico, por hallar la cura contra una enfermedad altamente incapacitante, demostrando con los hechos que no se trataba de un mal infecto-contagioso, sino una deficiencia grave en la dieta.
A su regreso a España, en 1899, fue condecorado con dos cruces de María Cristina de 1ª clase por sus servicios en Filipinas y destinado al Regimiento de Infantería “Soria” nº 9,  en Sevilla. En 1901 ganó las oposiciones para el ingreso definitivo en el Cuerpo de Sanidad Militar, siendo destinado con el empleo de Médico Segundo al Hospital Militar de Sevilla. En el período que media entre ese año y 1909, pasó por varios destinos y cuerpos: con Ingenieros, en Santa Cruz de Tenerife; con el Regimiento de Infantería nº 29, en Pamplona; con el Regimiento de Cazadores “Barcelona” nº 3, en Vich, primero y, posteriormente, en Barcelona. En 1903 recibió la Medalla de Alfonso XIII y fue ascendido a Médico Primero.
En 1909, durante la Guerra de África, sus meritorias actuaciones en varias batallas y acciones de importancia fueron reconocidas con dos cruces al Mérito Militar de 1ª clase, una de ellas con distintivo rojo.
En 1911 fue destinado al Depósito de Sementales y Jefatura de Sanidad Militar, en el Hospital Cívico-Militar de Jerez de la Frontera y, posteriormente, fue destinado como Médico al Regimiento de Cazadores de Caballería “Alfonso XII” nº 21, en Sevilla, con el que, en 1913, volvió de nuevo a África, con destino en Larache, participando en la Guerra del Rif. 
En 1914 pasó a formar parte de la Plana Mayor del citado Regimiento y retornó a Sevilla, donde permaneció hasta que, en 1918, ascendió a Comandante Médico, siendo destinado como director al Hospital Militar “Alfonso XIII” de Melilla en 1919. Durante la nueva guerra en el Rif, se hizo cargo del Hospital Militar Docker y, en 1920, se puso al frente del hospital de campaña organizado para atender a los heridos de Dar Drius, encargándose después de su evacuación.
Permaneció al frente del Hospital Militar de Melilla hasta 1923, fecha en que pasó a la reserva, retirándose a vivir a San Fernando (Cádiz). Su retiro definitivo fue en 1926. Residió en Cádiz hasta su fallecimiento en 1934. Está enterrado en el Panteón dedicado a los héroes de Cuba y Filipinas en el Cementerio de La Almudena, en Madrid, a donde fueron trasladados sus restos mortales para que reposaran junto a los de sus antiguos compañeros del Sitio de Baler.



Monumento en Marbella (Foto: prensa)
TIPO DE MONUMENTO: Busto de bronce sobre pedestal de obra, obra de Juan Gil Arévalo.
Se encuentra en el Parque “Vigil de Quiñones” (Avda. Cánovas del Castillo), Marbella, Málaga. El parque con su nombre se inauguró en 1995 y el monumento se instaló en 1999, al donar los descendientes del homenajeado a la ciudad una réplica del busto (realizado por J. Gil en 1953).

ANÉCDOTAS Y/O CURIOSIDADES RELATIVAS AL MONUMENTO:
Existen, al menos, tres ejemplares del mismo busto de bronce, que, actualmente se encuentran en Marbella (Málaga), Sevilla y Madrid. Éste último estuvo en un principio también en Sevilla, pero, como se relata más adelante, acabó siendo trasladado a las dependencias centrales del Ministerio de Defensa.

Otros monumentos:

En 1998, con motivo del 1er. Centenario del Sitio de Baler, se colocó una réplica del busto de bronce de Vigil de Quiñones, obra del escultor Juan Gil Arévalo (1953), en el Hospital Militar de Sevilla, que llevaba su nombre. Al traspasar el Ministerio de Defensa el hospital a la Junta de Andalucía, el busto se trasladó a la sede del Ministerio, en Madrid, donde sigue.
Existe otro ejemplar de dicho busto, propiedad de los descendientes de Vigil de Quiñones, en los jardines del Consulado Honorario de Filipinas en Andalucía Occidental, sito en Sevilla, en la Avenida de la Palmera, nº 8.

Placas conmemorativas:

En 1972, el Ayuntamiento de Cádiz colocó una placa honorífica de mármol, obra de Abel Martín-Bejarano, en la fachada del nº 13 de la calle Bendición de Dios, donde Vigil de Quiñones residió durante los últimos años de su vida. El 16 de octubre de 2010 fue catalogada dentro del Inventario de Bienes Inmuebles del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico.
Placa en Cádiz (Fuente: IAPH)
En 2001, el 11 de diciembre, el Ayuntamiento de Marbella (Málaga) instaló una placa conmemorativa de azulejos en la Calle Nueva, en la fachada de la casa donde nació. En 2010, los azulejos fueron reemplazados por una placa de mármol con la misma inscripción. Asimismo, en la ciudad de Marbella hay una calle y un parque (ya mencionado) que llevan su nombre.
Placa de azulejos en su casa natal de Marbella (Foto: prensa)
En 2015, la Mancomunidad de Municipios del Valle de Lecrín rindió un homenaje a Vigil de Quiñones, recordando la década larga en la que, ejerciendo como médico rural, fue el facultativo que atendía a la población de dos de sus municipios, Talará y El Chite. Se dio su nombre a un nuevo centro de salud en Talará y se descubrió una placa conmemorativa en la fachada del mismo, rindiéndosele honores militares.
Instalación de plana honorífica en Talará (Granada) (Foto: prensa)
Otros homenajes relevantes:

En 2014, con motivo de la Exposición “Sanidad Militar española: historia y aportación a la Ciencia”, se le rindió un homenaje en el parque marbellí que lleva su nombre, con honores  militares y ofrenda floral ante el monumento.
Homenaje en 2014 en Marbella (Foto: prensa)






Nota y agradecimientos: 
La reseña biográfica sobre Rogelio Vigil de Quiñones se ha redactado a partir de la copia de su Hoja de Servicios que conservan sus familiares, que muy generosamente nos la hicieron llegar a través de D. Ignacio Bidón Vigil de Quiñones, Cónsul Honorario de Filipinas en Sevilla, para que se pudiera obtener información de ella y exhibirla en la sección de homenaje que se hizo al heróico médico militar en la exposición "Baler. 120 años del ocaso español en Filipinas", el pasado año 2019 en el Museo Histórico Militar de Sevilla
Los datos y fotos sobre los monumentos, placas y homenajes se han obtenido de las hemerotecas de los diarios ABC de Sevilla, Diario de Sevilla, Diario Sur de Málaga, Málaga Hoy, La Opinión de Málaga, Ideal de Granada y Marbella 24 Horas.





domingo, 1 de marzo de 2020

EL HÉROE DEL MES: el Comandante Arredondo


PABLO ARREDONDO ACUÑA
Por el Coronel D. Ignacio Salgado

Pablo Arredondo

(Nació) Baeza (Jaén), 8 de enero de 1890  (Falleció) en Xauén el 19 de noviembre de 1924

Fue un militar español que participó en la Guerra del Rif, conocido por haber recibido dos Cruces de San Fernando, una de ellas laureada.
El comandante Arredondo es uno de los más grandes héroes españoles del siglo XX, dos veces caballero de San Fernando, Medalla Militar Individual, un ascenso por méritos de guerra, más de 50 acciones de combate y 10 heridas de guerra anotadas en su hoja de servicios.
1ª Cruz de San Fernando:
En 1908 ingresó en la Academia de Infantería de Toledo y en 1911 fue promovido a segundo teniente y destinado al Batallón de Cazadores de Barbastro n.º 4. Pero, ya que había comenzado la Guerra del Rif, el joven teniente pidió ser destinado a una de las unidades que tenían previsto pasar a África. Así, en mayo de 1913 llegó a Ceuta con el «Batallón de Cazadores de Arapiles n.º 9», unidad en la que, sólo un mes después, ganó su primera Cruz laureada de San Fernando en el combate de Laucién. Fue el día 11 de junio cuando al replegarse su batallón, que había salido de Tetuán para proteger el regreso de la columna de Primo de Rivera, ya de noche, el enemigo se lanza en tromba sobre la 3.ª Compañía cuya última sección mandaba el teniente Arredondo. Toda la compañía se defendió con bravura, pero se destacó la sección de Arredondo, «que al realizar un ataque a la bayoneta fue herido de bala en una ingle, no obstante, lo cual continuó en su puesto y tomó parte en otros dos ataques a la bayoneta, haciéndose notar por su valor y serenidad», y consiguió, cuando el enemigo se retiraba, reunir lo que quedaba de su sección y marchar con ella, llevando sobre sus hombros a un soldado herido, hasta Tetuán.
De su humanidad y de la naturalidad con que asumía su propia grandeza da exacta idea la nota que desde la camilla en la que lo llevaban al quirófano escribió a su hermano Juan: «Me han herido de gravedad en la cadera, saliendo la bala por bajo de los riñones, pero estoy tranquilo y contento por haber sabido cumplir con mi deber y permanecer en mi puesto. Puedes estar orgulloso de mí. Prepara a mamá para que no sufra. Pese a que no he hecho nada más que lo que debía, me proponen para la Laureada»
No del todo recuperado de aquella herida, como consecuencia de la cual perdió un riñón, en 1914 se incorporó al Grupo de las Fuerzas Regulares Indígenas de Melilla de guarnición en Tetuán, unidad con la que, pese a la brevedad de su destino, tomó parte en ocho acciones de combate y mereció ser nombrado como distinguido en la Orden del Cuerpo y recompensado con la Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo, lo que acrecentó su fama de oficial valiente y sacrificado.
2ª Cruz de San Fernando. Laureada:
En 1917 fue ascendido a capitán y pasó destinado a la península, donde permaneció hasta septiembre de 1920, momento en el que lo llamó Millán-Astray para incorporase al recién creado Tercio de Extranjeros. Así, el 1 de octubre siguiente se incorporó a la Legión para ocupar el mando de la 1.ª Compañía de la 1.ª Bandera, como por su condición de caballero de San Fernando le correspondía.
Desde el 18 de abril estuvo operando con las columnas de Castro Girona y Sanjurjo, con la que la Legión sufrió su auténtico bautizo de fuego durante la ocupación de las posiciones de Ait Gaba, Salah y Muñoz Crespo. En la toma de esta última, y después de tres días de feroces combates, el 29 de junio Arredondo fue herido una vez más. Cuando acudieron los camilleros el heroico capitán ya estaba acostado en el suelo. «¡No os acerquéis a mi —gritaba—, que están tirando muy bien! ¡Me han tumbado de dos balazos más! Batid primero al enemigo, ya vendréis luego a por mi». Cuando horas después lo recogieron, la situación de Arredondo era muy grave, lo que le obligó a un doloroso peregrinaje por diversos hospitales de campaña, hasta que finalmente resultó imprescindible evacuarlo a Madrid.
Reincorporado a la Legión el 23 de julio de 1924.  Así pasó los cuatro siguientes meses, tomando parte en los innumerables combates que entonces se sucedieron, hasta el 19 de noviembre siguiente en que, durante la retirada de Xeruta al Zoco de Arbaa, encontró gloriosa muerte y ganó su segunda Cruz de San Fernando, esta vez  laureada, y la Medalla Militar Individual.​
Ese día, apenas iniciado el movimiento bajo un violento temporal de agua y viento, la columna fue atacada con gran intensidad por numerosos enemigos de las cabilas de Xeruta y Xauen, y muerto el general Serrano y ocupados por los moros puestos de protección prematuramente abandonados, la columna, en uno de cuyos últimos escalones iba Arredondo, tuvo que continuar su marcha en condiciones muy desfavorables. Acentuado el ataque del enemigo, «el capitán Arredondo, al mando de la 1.ª Compañía, ocupa posiciones ventajosas para facilitar la retirada, conteniendo al enemigo hasta ver a salvo a todas las fuerzas de la 6.ª Bandera y del Grupo de Regulares de Ceuta. Al empezar el repliegue, Arredondo es herido en el pecho, permanece en su puesto batiendo al enemigo y sacrificándose por la seguridad del resto de la columna. Cercada su compañía, defienden todos caras sus vidas, hasta que la superioridad del enemigo acaba con ellos, muriendo el capitán de un segundo balazo, los oficiales y los legionarios, en cumplimento de su deber». En aquel momento, el capitán Arredondo tenía 34 años de edad y, dada la gravedad de la situación, su cuerpo, que nunca se recuperaría, hubo de ser abandonado al enemigo.


Para preservar perpetuamente su memoria y su ejemplo, la ciudad de Baeza, por suscripción popular, le erigió el 19 de enero de 1927 el monumento que ha permanecido muchos años sin su estatua original en el Paseo del Arca del Agua. La estatua fue destruida al inicio de la contienda civil en 1936.  El 3 de diciembre de 2014, el alcalde de Baeza comunicó al Pleno Municipal que, habiendo recibido la firma de más de 5000 personas y la petición expresa de 40 generales y de más de 30 instituciones, había decidido aprobar, de nuevo por suscripción popular, la reposición de la estatua del bilaureado capitán Pablo Arredondo Acuña en lo que se conserva de su monumento, en el Paseo del Arca del Agua de su Ciudad. En todo ese proceso fue determinante el impulso dado por el Círculo de Amigos de las Fuerzas Armadas de Jaén quien coordinó los preámbulos y al Comité Organizador, donde también estuvieron presentes los descendientes del heroico militar.
Se erigió una réplica exacta, obra del escultor Francisco Javier Galán, de la estatua original, que fue destruida al comienzo de la guerra civil. El descubrimiento de esta segunda escultura se realizó el 11 de abril de 2015, en el mismo lugar en el que estuvo la anterior —se conservaba el pedestal—, en un acto presidido por el ministro de Defensa, Pedro Morenés. En el acto participó la escuadra de gastadores, la banda de música y de guerra de la BRILEG y una sección de la 8.ª Bandera, perteneciente al Tercio «D. Juan de Austria», 3.ª de la Legión.
Monumento original



Monumento actual
AUTOR/ES DE LA OBRA:  Francisco Javier Galán, basada en la obra original del escultor jiennense Jacinto Higueras Fuentes.
FECHA DE INAUGURACIÓN: 11 de abril de 2015
QUIÉN COSTEÓ EL MONUMENTO: Por suscripción popular a instancias del Ayuntamiento de Baeza. A través del Círculo de Amigos de las Fuerzas Armadas de Jaén, se solicitaron diversas ayudas, se canalizaron contribuciones por parte de particulares, asociaciones afines, entidades bancarias y la propia familia, llegándose a cubrir no solo los gastos de la estatua sino los derivados de la propia celebración de la inauguración de la misma, y la presencia militar. La participación de la Academia de la Guardia Civil de Baeza fue fundamental en cuanto a la ayuda logística se refiere.
ANÉCDOTAS Y/O CURIOSIDADES RELATIVAS AL MONUMENTO:
El día anterior a la inauguración de la estatua tuvo lugar un acto de exaltación patriótica en un abarrotado teatro de Baeza, con presencia de la institución municipal, y un pregón a cargo del Gral. D. Antonio Martin Benítez que puso en pie el teatro. Participó así mismo la Unidad de Música del Tercio D. Juan de Austria 3º de La Legión y la escuadra de gastadores de la VIII Bandera “Colón”. Al día siguiente, con gran presencia de militares de alto rango y la Cía de honores de la Legión, el ministro de Defensa Sr. Morenés Eulate, junto al Sr. Alcalde de Baeza Sr. Leocadio Marín, el sobrino nieto del heroico capitán Sr. José Ignacio Arredondo, acompañados por el Gral. D. Juan J Martín Cabrero, Jefe de la BRILEG “Rey Alfonso XIII”, y el Col. Jefe Del Rgto.  Arapiles Sr. Rafael Morenza, procedieron a inaugurar la nueva escultura.
Inauguración de la nueva escultura